Publicado 12.06.2012
Profesiones como la de Graduado Social son el ejemplo de la modernidad y de la solución para la formación del futuro, la especialización de ciertas profesiones (fisioterapeutas, odontólogos... graduados sociales), viene desde la base, y ello es así porque sus estudios se han forjado hacia una problemática específica, concretamente los graduados sociales en la jurídica y social, centrada en la materia sociolaboral, de las relaciones humanas en el trabajo, desde la perspectiva individual y colectiva, tanto del lado del empleador como especialmente del lado del trabajador, como personas físicas o jurídicas. La alta cualificación en derecho del trabajo, de la Seguridad Social, la prevención y salud laboral, el cooperativismo, el empleo, la dependencia..., son la columna vertebral de un profesional experto, especializado en un cometido concreto, formación a la que otras profesiones se ven obligadas a acceder a través de títulos adicionales y que, el profesional Graduado Social, posee y cultiva, desde hace años, como primicia de especialización concreta, anticipándose en el tiempo y que ahora da sus frutos.
Esta capacitación se comprueba en los despachos de estos profesionales, muy introducidos también desde largo tiempo en las nuevas tecnologías y la telecomunicación; así, aquellos que se dedican al asesoramiento de pequeños empresarios, que son muchos, dada su formación en relaciones humanas en el trabajo, le dan a su intervención una perspectiva fundamental para entender el entresijo de actuaciones en las relaciones de las personas dentro de la empresa, influyendo, tal conocimiento, también en los planes mercantiles o tributarios del empleador, los cuales van a tener siempre en cuenta a las personas, cuando media o actúa un Graduado Social, esto resulta siempre inevitable por su propia formación de base. Lo mismo ha de decirse cuando el despacho dedica su actividad a la defensa y representación única de trabajadores, actividad que desempeñan muy pocos, por razones de desconocimiento de los ciudadanos, dado que, son muy pocas las personas que identifican a un Graduado Social, con el especialista laboral que verdaderamente es, y que resulta serlo por antonomasia. Los ciudadanos que lo comprueban, se encuentran ante un laboralista conocedor de la esencia del trabajo como ciencia y de sus relaciones jurídicas y técnicas.
Al lado del aspecto formativo, adopta vital importancia el hecho de que estos profesionales para ejercer, vienen obligados a pertenecer a sus respectivos Colegios Oficiales, según el territorio, englobados en el Consejo General de Graduados Sociales de España, que le otorgan el aval de la actualización permanente y la garantía para sus clientes, sobretodo en lo que al fomento del empleo se refiere, cuestión de vital importancia en estos tiempos duros; los Colegios de Graduados Sociales, vienen fomentando, de tiempo, la asistencia gratuita a personas con dificultades. Es un honor, poner a disposición de quienes tienen dificultades, la humilde pero sincera colaboración con sus problemas, en nuestra casa dedicamos los viernes y, esta participación activa está creciendo dentro del colectivo.
Hacerse eco de esta digna y comprometida actividad profesional, es una justa necesidad.
Frente a la persistente, aunque legítima, propaganda, emanada desde muchas otras profesiones más poderosas ante el público en general, por muy variadas vías, los graduados sociales crecen pausadamente, día a día, con su quehacer serio y comprometido, contando con la sencilla pero insustituible colaboración de sus clientes, que hacen una formidable expansión tras su propia experiencia.
Salvo mejor parecer
Baldomero Gómez
graduado social
experto europeo en relaciones sociolaborales UAH
laboralista